Esta es la carta que me deja mi hijo Álvaro debajo del edredón de mi cama. Es una manera preciosa de pedirme perdón tras una discusión. Mi hija Paula, otra vez me hizo un regalo parecido que ya os colgué en mi blog y que gustó a mucha gente. La imagen esta vez que cuelgo es de Álvaro y os sugiero que pinchéis en ella y leáis como un niño de 12 años recién cumplidos me pide disculpas. Me siento muy orgullosa, porque además de demostrar su madurez, ha sido elegido junto a otro niño del CEIP José de La Vega Barrios, como mejor expediente académico al finalizar primaria. No obstante, la carta que abajo de este texto aparece, va dedicada a mis dos amores: Paula (que va por muy buen camino) y Álvaro que ya ha llegado a su primera meta.
Mi niño y mi niña querida:
Cada ser humano, desde el instante mismo en que nace, empieza a escribir un libro único e irrepetible, y cada una de sus páginas se corresponde con los pasos de esa persona por la vida. De tal suerte, siempre que terminamos algo que empezamos, parece como si le diéramos la vuelta a esa página escrita y comenzáramos entonces a escribir la siguiente.
Álvaro, acabas de dar la vuelta a la página de tu libro de vida dedicada a la Primaria, y ya empezarás a escribir la de la Secundaria. En esa suerte de almacén de cariño estarán perpetuamente tus maestras y maestros, desde infantil a sexto, que han sido tus guías durante todos estos años. Personas con las que pasasteis mucho tiempo, mientras mamá trabajaba; las que te han dotado de las primeras herramientas para enfrentarte al mundo, no sólo las del conocimiento de las letras y de los números, sino las de su constancia y su ejemplo, el ser útiles a los demás, e incluso a cononer la fuente de la verdadera felicidad humana.
Dentro de tres años Paula, estará en esa misma página que tú estás escribiendo ahora. Pasarán los años y el recuerdo de vuestros maestros y maestras siempre os acompañará; al verles, estaréis felices. El cariño que sentís por tanta gente buena que os han educado, crece con vosotros, porque el paso de los años nos enseña a valorar las acciones de nuestros semejantes en lo que realmente valen. Acaso cuando seáis papá o mamá alcanzaréis a entender lo que os escribo hoy bajo la huella de mi orgullo y mi alegría.
Igual de perdurable en mis recuerdos están vuestros primeros llantos. Desde ese día hemos escrito juntos muchas hojas de amor y ternura: vuestros primeros pasitos, primeros cumpleaños, los primeros adiós cuando acudíais a la guardería, ¿quién lloraba más vosotros adentro o yo afuera?
También están escritas las primeras separaciones prolongadas, cuando os vais con vuestro padre la mitad de las vacaciones, que me resultan interminables. Vuestros primeros exámenes, las largas noches de insomnio y angustias por la fiebre, o la tos, o la garganta, o el estómago; los viajes, los paseos por la playa o por el campo, los sudores gustosos cuando bailamos en las fiestas familiares o entre amigos. ¡Cuánta vida compartida, mis niños! Vivencias que nos han unido y enseñado, porque a vivir también se aprende. ¡Ya conversaremos de cuánto hemos aprendido de nuestras peleas y errores!
Me gustan mis errores —expresó cierta vez Charles Chaplin, ese hombre extraordinario que fue actor y director de cine. Y es que el error, bien entendido, nos permite descubrir dónde están las lagunas en nuestra personalidad, hacerlas conscientes y trabajar laboriosamente por llenarlas de buenos propósitos y afanes. De esos propósitos y afanes llenarás Álvaro, ahora esta nueva etapa de tu breve existencia, que se abre con el fin de la enseñanza primaria. Así, ambos, porque a Paula también le llegará este momento, creceréis y seréis mejores personas.
Sería útil que en los ratos de ocio pensaras mucho en esas lagunillas que te impiden ser la persona entera y feliz que sueñas . Y en la Secundaria empezar a escribir esa otra página del libro de tu vida observando cómo va el llenado de esos espacios de insatisfacciones. Cada ser humano debiera hacerlo, y sin duda seríamos una sociedad más feliz.
Álvaro, Te adentras en un período difícil, y por tanto hermoso, de tu desarrollo humano y emocional. Se llama adolescencia. En ella ocurren cambios perceptibles en tu cuerpo y en tu mente, y has de saber cuáles son para que no te sorprendan y los asumas de manera natural e inteligente, sin prejuicios que coartan la felicidad y la plenitud. Te asaltarán constantemente las dudas. Pregunta. Sin pena ni temor. Conversa conmigo. No pongas oídos a consejos callejeros que no ayudan, porque muchas veces se fundan en la ignorancia de la mala fe.
Tenéis mis niños, el privilegio de vivir en una sociedad que, aún imperfecta apuesta por lo mejor del ser humano.
Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y construyen, y los que odian y destruyen. Os invito a sumarnos al bando de los primeros. Para ello, debéis estudiar siempre, superaros constantemente, porque más ama quién más sabe.
Si en alguna encrucijada de la vida tuvierais alguna duda de dónde están vuestro lugar y vuestro deber, fijaros en personas que encarnan los mejores valores humanos.
Que cuando seáis un papá, una mamá, una abuelita o un abuelito, y queráis leerles a vuestros hijos e hijas y a vuestros nietos y nietas el libro de vuestros actos, tengáis muchas páginas —ojalá que sean todas— por las que sentiros orgullosos de vosotros mismos, que es la manera más honda de alimentar el amor por los demás. Yo espero que seáis muy felices. Contad conmigo para ello.
"El destino une y separa a las personas,
pero no existe ninguna fuerza que sea tan grande
que haga olvidar a las personas
que, por algún motivo,
algún día nos hicieron felices..."
Hay momentos en la vida que tú sabes
quién es importante para tí,
quien nunca lo fue,
quien ya no lo es,
y quién siempre lo será.
"El destino une y separa a las personas,
pero no existe ninguna fuerza que sea tan grande
que haga olvidar a las personas
que, por algún motivo,
algún día nos hicieron felices..."
Hay momentos en la vida que tú sabes
quién es importante para tí,
quien nunca lo fue,
quien ya no lo es,
y quién siempre lo será.
Os adora: vuestra mamá.
bufff, aún tengo el nudo en la garganta. ¡¡qué mensaje tan emotivo!!! Desde luego tú formas una parte muy importante en las páginas del libro de tus hijos. Enhorabuena por ello. :)
ResponderEliminarComo ya sabes, soy muy reservado a la hora de comentar, es mas no lo hago nunca. A veces no comparto todas tus opiniones, pero te quiero.
ResponderEliminarY en esta ocasión quisiera daros un gran beso público a ti y a tus dos maduros hijos. A pesar de no vernos tan amenudo os llevo conmigo.
Os felicito por haber direccionado por buen camino esa discusion,tambien felicito a Álvaro por esa buena manera de pedir perdón.En cuanto la lei le puse de nota un 10 porque es una manera bonita de expresarse hacia una madre,porque es lo que mejor se merece despues de velar por su salud,sacarlo adelante paso a paso....
ResponderEliminarBueno en fin aqui termina mi comentario y espero que no discutais mas,un beso.
Sergio, de las discusiones se aprende, Álvaro aprendió algo, supo pedir disculpas de manera muy bonita, yo también aprendí. Lo importante es saber reconocer cuándo uno se equivoca y pedir perdón de la manera que sea. Nuestra vida está llena de errores que al final nos dan lecciones. Uf! cuántas discusiones tendremos más. Pero como estoy convencida de que será para construir, para formarnos, para aprender... bienvenida sean.
ResponderEliminarHola Fea!! Desde luego tienes lo más importante del mundo...el AMOR de tus HIJOS!
ResponderEliminarY, aunque tu no lo creas, porque siempre tengo mil cosas en la cabeza y se me pasa la vida demasiado rápido, muchas veces (más de las que crees) pienso en ti y en tu preciosa amistad (aunque se que debe cultivarse), pero estoy feliz al ver como te quieren tus hijos. Un beso enorme...incansable LUCHADORA!!! (mi padre estaría orgulloso de una "socialista" como tu).Un beso enorme.
Gracias Daniel, por el comentario, el que me recuerdes a tu padre es algo muy significativo. Sé que puedo contar contigo aunque me arruines en mensajes y en teléfono. O tenga que recorrer medio mundo para encontrarte. Estoy viva gracias a mis hijos y a tí. Un abrazo muy fuerte y un beso más enorme que el tuyo. !Eah!.
ResponderEliminarMe ha encantado leer la carta de Alvaro y la tuya. Enhorabuena a los dos por haber conseguido transformar un mal momento en algo tan bonito, y enhorabuena por tener una relación tan maravillosa con tus hijos.
ResponderEliminarPilar
Justo a lo mejor si coincidiésemos en todo no seríamos amigos. Vivo: es decir, me diferencio de todos los demás.Fomentar la discusión franca y no ver en la discrepancia un problema, sino la fuente de las mejores soluciones. La unanimidad absoluta generalmente es ficticia y por tanto dañina.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, nosotros también os queremos y nos acordamos muchas veces. Os esperamos.
Álvaro esta carta dirigida a tu madre me ha sorprendido grandemente, que un niño hombre como tú, le dedique a su Madre las alabanzas que tú le dedicas, todo lo que sea engrandecer a la que te tuvo en su vientre, te amamantó, acarició y sigue haciéndolo y te conduce en el buen camino de la enseñanza y la educación es el fruto de esa dedicatoria. Te felicito por tus sentimientos.
ResponderEliminarPedro Jiménez Galán.