Me ha gustado lo que Susana Díaz ha manifestado hoy en la reunión del PSOE, hacía tiempo que no oía tanta radicalidad y sensatez a la vez, pero esta música me llega tarde y lejos.
Tarde ya que hace unos dos meses entregué la carta de dimisión de la ejecutiva del PSOE de Chiclana donde ejercía las responsabilidades de la secretaria de educación.
Y lejos ya que estos cantos de sirena obrera me llegan desde Madrid.
Pues sí, estoy decepcionada de la política y tremendamente dolida. No acabo de entender cómo la única esperanza de cambio en este país está mirándose el ombligo y dándole vueltas a unos debates que siempre acaban con la misma pregunta: ¿quién será el que mande en vez de Rubalcaba?
¿Dónde está el partido cuando ponen de patitas en la calle a miles de familia, o cuando nos vestimos de verde para salvar la educación, o de blanco cuando gritamos contra la voladura de nuestra sanidad? Mi partido no está en la calle, y visto lo visto ni se le espera.
Dicen de Susana que es la renovación y representa a la nueva cara del PSOE, pero durante dos días las caras que he visto en la tele de los líderes que están en la convención socialista son las mismas de siempre.
El debate de las ideas son de todos los militantes del partido, pero lamentablemente los que las votan y están llamados a llevarlas a cabo son los mismo de siempre, los socialistas de base, aquellos que estamos en asociaciones comprometidos con los ciudadanos, mujeres, mayores, jóvenes, enfermos, estudiantes, docentes…, nosotros nunca tendremos sitio en un partido que selecciona desde arriba quienes son los compromisarios para decidir.
El PSOE debe entender que la renovación no la pueden hacer ni los que han hundido al partido, ni a los que estos han elegido.
Por cierto Susana cual ave fénix ha nacido de las cenizas de Griñan en unas primarias descafeinada y sin oposición.
Hoy viendo a los actores de esta película de renovación, no se veía nadie nuevo, todos y todas llevan una vida en el partido
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