En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante siguen siendo dos.
El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos.
Se ama aquello por lo que se trabaja y se trabaja por lo que se ama.
Respetar significa preocuparse porque la otra persona crezca y se desarrolle tal y como es.
El amor es un desafío constante, no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos, que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de sí mismos. Sólo hay un prueba de la presencia de amor: la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los que se reconoce el amor.
Erich Fromm
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