Es común cuestionarse cuándo es que empezamos a madurar, y no es una cuestión de edad. Se puede ser muy joven y a la vez tener una madurez extraordinaria, también hay personas mayores que nunca maduran, viven la vida como niños y se visten como tales. Personas que hacen de su vida una fiesta, no tienen propósitos. Ni planes de vida. Por eso la madurez no es un estado mental, es una actitud, no es cuestión de edad, es de tener sentido común ante la vida.
Siempre está esa pregunta “¿Tengo la suficiente madurez?”.
Quien podría decir nada de tus pensamientos, sólo los conoces tú; pero al hacerte la pregunta ya estás empezando a tomar conciencia de qué es la madurez en nuestras vidas. ESTÁS CRECIENDO.
Hay personas muy jóvenes que tienen muchos planes de vida, que saben qué hacer, qué harán y cómo será su vida más adelante. Son personas con propósitos, hacen que su mente empiece a pensar más en los pasos que dan y ya no se siente tan desvalidas, al contrario sienten que tienen el mundo en sus manos porque ya saben donde va.
Hay otros tipos de personas, que por más años que tengan siempre están desconformes, aburridos, no saben qué hacer, no hacen nada por cambiar sus vida ni tratan de darle solución, siempre están a la espera que otras personas lo hagan por ellas. Podríamos decir que en este campo de la madurez cada persona sabe hasta qué grado lo tiene.
Sabemos que hemos madurado cuando podemos mirar atrás con arrepentimiento, no para lamentarnos sino para corregir los errores del pasado.
¿Cuando sé que comienzo a madurar?
Cuando ya no tengo dudas de mí, cuando paso por la vida con seguridad en quien soy,
cuando mis pasos me llevan al lugar que quiero, cuando ya no lloro por pequeñas cosas,
cuando mi vida empieza tener sentido, cuando ya no dudo de lo que soy capaz…
entonces sé que he madurado. (Shoshan)
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