domingo, 10 de junio de 2012

Atrás queda lo malo, demos paso a lo bueno en nuestras vidas




El pasado es parte de quienes somos, incluso los errores y sufrimientos lo son. Le damos demasiada importancia y lo convertimos en nuestro eterno presente. 
¿Por qué nos aferramos al sufrimiento? 
¿Por qué no olvidamos? ¿Por qué nos seguimos comiendo la cabeza por el pasado? 
“Hoy es el día perfecto para proponerme cambiar las cosas, pero también es bueno recordar porqué un día me sentí tan mal”. 
"Pensé en el amor que se fue y que nunca más regresará, en la esperanza perdida, en esa mirada interminable como queriendo detener el tiempo y regresar atrás"…

Pero atrás quedó lo bueno, lo malo pero todo irrescatable. Atrás quedaron heridas, olvido, dolor y la indiferencia de la persona que se fue. Y pese a todo, se han formado murallas en el alma de quien no quiere dejar el pasado ir. ¿Por qué seguir aferrándonos al sufrimiento? La vida es demasiado hermosa como para seguir sufriendo por lo pasado. Si nos pasamos el tiempo mirando atrás nos perderemos lo que está delante de nosotros. El amor, la alegría, los deseos de vivir… dejemos definitivamente atrás el dolor y las ganas de no seguir viviendo. De eso créanme, ya hemos tenido suficiente. No tiene sentido querer retomar lo que dejamos atrás. El renunciar es algo más digno, debemos amarnos a nosotras mismas más, lo suficiente como para no permitir que sigamos encerradas en esos barrotes del pasado.
El pasado ya pasó y nadie ni nada lo podrá cambiar, el presente está delante con muchas puertas abiertas para reír, para amar y ser amadas. Hay lugar para que llegue la persona adecuada a nuestras vidas, hay lugar para esos deseos de ser amadas.
¿Por qué negarnos a ser felices? ¡Basta! ¡Basta de pensamientos que destruyen el alma y los sentimientos! Todo esto sólo provoca que nos convirtamos en nada o en nadie, así que ánimo, hay mucho más por lo cual vivir, conocer y descubrir. Queda mucho por descubrir dentro de cada una de nosotros, mucho más, que aún podemos hacer, y dar… Dar, sí, dar, esa acción que nos hace más nobles y dignas. 
Cuando se cierra una puerta, otra se abre. 
Merecemos más 
Que cada una de ustedes que leen esto, sepa que es para ustedes. Puede que perdieran la batalla pero no la guerra, sean felices y estén agradecidas por todas las cosas que nos pasa y sucede, pues de toda experiencia se aprende y de todo dolor nace un gran perdón que nos hace mejores personas. 
Sonrían, que ello es buena medicina para el alma y cojan su saco de dolor, de sufrimiento, heridas y todo aquello que no deben seguir cargando y tírenlo por un precipicio tan profundo que nunca más se dejen ver. Caminen erguidos con la frente en alto, porque en ese camino encontraréis la persona con un corazón conforme al de ustedes y, serán tan felices, que nunca más se acordarán de las cosas que vivieron. Todo lo vivido y sufrido será como aguas que pasaron, recuerden lo que les digo y tengan el corazón abierto, para ayudar, y dar al que necesita una palabra de aliento. A su debido tiempo, tendremos nuestra recompensa doblemente: quiéranse, valórense y no se dejen vencer.

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