Queridas
compañeras y queridos compañeros. Un día más estamos aquí, nuestra presencia no
debe pasar inadvertida ocurra lo que ocurra, esa es nuestra grandeza y también
nuestro desánimo.
Qué piensan los
que caminando nos miran con indiferencia la mayoría de las veces y con prisas
el resto de ellas. Existimos para ellos y ellas. Es efectivo a sus ojos nuestro
testimonio.
Muchas veces, me
he preguntado en un mundo como el nuestro que parece que se hunde, donde sólo
se habla de la prima de riesgo, de los barcos pesqueros en guerra con Gibraltar,
de los 23.000 millones de Bankia, , por cierto, son para el que se les escape
esto del €, la friolera de 3 billones, 826 millones de aquello que llamábamos
pesetas, y de la facilidad con que se gasta nuestro dinero los fines de semanas
para que algunos jueces disfruten en Marbella con todo pagado. Como decía y de
lo nuestro ¡¡¡Qué!!! Cuántas mujeres han sido asesinadas de manos de aquellos que algún día le dijeron que la querían. Y nadie
dice nada están tan oculta como nosotras ante los que pasan sin vernos.
Nuestra presencia
aquí es necesaria, porque nuestra sociedad sigue ciega ante la violencia de género,
mientras que España estuvo durante treinta años poniendo la violencia de ETA
como el mayor problema de nuestro país por la muerte de más de 800 personas.
Más del triple de esa cifra supuso la violencia de género.
Pero, amigas y
amigos, nada de lo que hemos hablado, tiene importancia frente a las
condiciones que tiene que pasar una maltratada al enfrentarse a un sistema que
le dificulta una simple denuncia o que le castiga por denunciar.
Cuántas sentencias
nos han desgarrado simplemente al oírla. Cómo puede decir un juez que no hay ensañamiento
después de dar 65 cuchilladas, o ausencia de premeditación después de cientos de
amenazas, o como llamar zorra a una mujer es algo gratificante ya que la zorra
es inteligente.
Las sentencias hay
que acatarlas, pero desde luego no necesariamente compartirlas. La justicia debe
cambiar para ser justicia.
Pero, qué difícil
lo tenemos compañeras y compañeros. El PP se ha propuesto encerrarnos otra vez
en la cocina y mostrarnos otra vez como personas sumisas.
En los cambios de
la asignatura de educación para la ciudadanía, a nuestros hijos les van a
quitar todas las referencias de la igualdad entre hombre y mujeres.
Amigas, nos quedan
muchos días de estar en la calle, de salir para hacernos visibles, porque, como
os digo, cada vez con más empeño, el poder establecido está haciendo que las
mujeres desaparezcamos detrás de nuestros maridos, y digo maridos porque es la
única forma de relación posible a los ojos de Rajoy y de sus colegas.
Compañeras ánimo
que el final del túnel “por desgracia” cada día lo tenemos más lejos.
La violencia Machista debería ser tratada como un problema de estado, porque es un problema de estado.
La violencia Machista debería ser tratada como un problema de estado, porque es un problema de estado.
Fdo.: Mª Carmen Alcántara Benítez
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