miércoles, 20 de octubre de 2010

Toda una familia en el servicio de oncología de Puerto Real


Arriba nuestro Jose el homenajeado con los jugadores y el personal de oncología má algún familiar.
Abajo, Aaron, Montse (coordinadora nuestra), Quique y yo.

Dicen que todos los santos tienen novenas, así que disculpen si vuelvo al día del cáncer de mama, pero fueron tantas y tan intensas las emociones que viví que llenaría el blog sólo con lo vivido en esa mañana en el hospital de Puerto Real.
Habíamos preparado con ilusión  un stand con folletos informativos,  con guías sobre el cáncer, lazos, pañuelos, unas caritas con su  pañuelo puesto, que cariñosamente la llamamos las pelonas, que una afectada las hizo para la ocasión. Todo voló no dio tiempo a reaccionar, se vendió todo, y la gente se acercaba simplemente para colaborar.
Comentamos cómo cada vez se nota una mayor sensibilización y solidaridad con nuestro problema y las mujeres nos preguntan cómo se puede prevenir la enfermedad y la gente se ha concienciado que acabar con el cáncer es cosa de todos, porque es una enfermedad como ya venimos diciendo que si no te afecta a ti, le toca a un familiar, amigo...
El acto más entrañable lo protagonizó el futbol, no creáis que jugamos un partido, no, fue algo más  sencillo, dimos una sorpresa a un joven forofo del Cádiz, pero no un forofo cualquiera, uno de los más forofos del Cái, que ya es decir, José es un joven que asiste a recibir su segundo ciclo de quimioterpia.
El  marido de una de las enfermeras de oncología, lo preparó todo y de buenas a primeras apareció en la puerta de la sala flanqueado por  dos jugadores del Cádiz, Quique y Aarón , sus dos grandes ídolos que les llevaban una camiseta firmada por los dos. Fue muy emotivo ver la cara de sorpresa  de Jose, su forma atropellada y nerviosa de hablar, su alegría, sus lágrimas… No se me olvidará jamás su cara tan expresiva y el brillo de sus ojos.
Me tuve que salir de la sala porque se me agarraron las lágrimas a la garganta, aunque creo que no fui la única que tuvo que contenerlas. Después de la sorpresa inicial sentí una sensación muy agradable parecíamos todo una familia, los dos jugadores encantadores, estaban los oncólogos, enfermeros, ATS… y por supuesto algunos de sus familiares y José hablando sin parar del Cádiz, de su Cái. No era consciente de que le estaba entrando el tratamiento por sus venas, parecía como si se hubiera parado el tiempo de  la quimio por un rato, porque como él mismo decía: "Uf quillo, que se me había olvidao que estaba enchufao a la máquina". " Esta vez no me van a dar efectos, lo digo yo"
Como os digo ayer fue un día especial, igual de especial que el resto de mis días como voluntaria, donde tengo la inmensa suerte de encontrarme con una gente maravillosa, deseosa de querer y de dejarse querer.

Por cierto colgaré más fotos de ese día.

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